miércoles, 18 de septiembre de 2013

Posición alternativa sobre cambio climático

Posición alternativa sobre cambio climático, de los grupos ecológicos y sociales de la Rep. Dominicana.

En contra  de las falsas soluciones del capitalismo verde por una agricultura campesina sostenible ¡ya!
¡Justicia climática para el planeta!

 La República Dominicana, como territorio insular, es un micromundo lleno de singularidades naturales: cada una de ellas depende de tres condiciones imprescindibles: luz, humedad y temperatura.
Todo lo anterior indica que las condiciones climáticas son fundamentales en los sistemas insulares, caracterizados por una gran abundancia de endemismos y una extrema fragilidad, situación que se empeora al ser objeto de las acciones de explotación descontroladas de la tecnociencia y la política con fines mercantilistas, componentes sobre los cuales se sustenta el modo de producción capitalista, con resultados letales para la vida de los ecosistemas, dañando la coevolución; es decir, la relación ser humano-naturaleza.
 La quema de petróleo, carbón y gas natural a manos del ser humano, ha causado un aumento del  Dióxido de Carbono (CO2), en la atmósfera, todo lo cual  produce el aumento de la temperatura: se estima que desde hace unos 150 años, hasta la fecha, ésta ha aumentado 0,5 °C, se prevé un incremento de 1 °C en el 2020 y de 2°C en el 2050. Este fenómeno se denomina cambio climático antropogénico, pues tiene su origen en la acción del ser humano.
 Para garantizar la vida de los sistemas insulares; es decir, la del ser humano y del medio circundante, hay que garantizar la permanencia de los ecosistemas  en un mundo, lamentablemente, insostenible para los hábitats de las islas, lo que es igual a extinción.
 Por todo ello,  Posición Alternativa sobre el cambio climático antropogénico tiene claro que asumir la sostenibilidad significa un imperativo innegociable y no una opción. La Tierra  casi ha llegado a sus  límites de capacidad para reciclar vertidos y eliminar desperdicios derramados indiscriminadamente.
A partir de este imperativo de la sostenibilidad no es posible hablar de protección ambiental, ni de lucha contra el cambio climático antropogénico, sin plantear la separación de la naturaleza del mercado; sin denunciar el sobreconsumo y consumo compulsivo, así como oponerse a la inequidad.
 El territorio de La Hispaniola vive el efecto dominó, por el modo insostenible de producción que lleva a la explotación irracional de sus recursos naturales; la extracción minera de varias empresas extranjeras; la irresponsable explotación turística de nuestras costas; el abandono medioambiental que sufren nuestros parques naturales y la instalación de cementeras en los cauces de los ríos.  Los efectos del cambio climático antropogénico se configuran como responsables de las migraciones masivas de los isleños, desplazamientos que pueden considerarse junto a las de los pueblos del sur, como fugas de refugiados de la deuda ambiental del primer mundo.
 Para los cientos de miles de víctimas, hombres y mujeres que han perdido las vidas, bienes e identidad por los efectos del cambio climático antropogénico, no resulta fácil entender la complejidad y magnitud de la catástrofe.
 El Presidente de Tuvalu, un Estado archipielágico del Pacífico, en varias oportunidades ha pedido a los países del norte que paren las emisiones de gases. Sus tierras están infértiles por las inundaciones con agua salada y sus habitantes dependen de costosas importaciones de alimentos.
 Norte y Sur
¡Necesitamos un espacio permanente de diálogo en todos los organismos mundiales para llamar la atención sobre los acontecimientos climáticos catastróficos que acontecen en los territorios insulares!
 ¡Reclamamos la adopción de políticas que sustituyan el modelo de producción capitalista por la sostenibilidad!
 En la lucha contra el cambio climático, los estados insulares, por su indiscutible fragilidad y todos los países del sur, por su gran vulnerabilidad, deben insistir en que la actividad tecnocientífica no continúe apoyándose en la destrucción del ecosistema.
Demandarles a los países industrializados la transferencia de tecnologías de forma horizontal y que asuman como premisa de toda investigación la implementación de la ciencia con conciencia, que incluye criterios claros sobre su interacción con el ser humano y los sistemas ambientales.

Es deber de la Posición Alternativa sobre cambio climático antropogénico declarar que a 32 años de la primera Conferencia Mundial del Clima, donde se alertó sobre la interferencia humana en los elementos del sistema climático, han ocurrido más muertes de miembros de las poblaciones vulnerables; pérdida de identidad de pueblos enteros; conversión de miles de seres humanos en refugiados ambientales; carencia de suelos productivos; transformación de ecosistemas marinos y la desaparición de especies.
El caso omiso a la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra y la promoción de los Mecanismos Flexibles de Kioto le impone al Sur la implementación Conjunta, Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) y Comercio Internacional de Emisiones.
 Para el Norte todo sigue igual, a excepción de la crisis cíclica del capitalismo que ahora amenaza sus estilos de vida.
 Fue durante la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en Río de 1992, la llamada Cumbre de la Tierra, o Río'92, que una movilización social casi sin precedentes, vio nacer la Convención sobre Diversidad Biológica y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
 Entre los principios fundamentales de esa Convención sobre Cambio Climático están: la responsabilidad histórica de los países industrializados por el cambio climático que marcaron el retroceso en las negociaciones climáticas de Copenhague (2009), y Cancún (2010). No hubo motivo para esperar resultados menos decepcionantes de la COP17 en Durbán (del 28 de noviembre al 9 de diciembre de 2011).
 También, luego de la Convención de Diversidad Biológica en Nagoya (2010), la mercantilización de la Naturaleza pasó a tener lugar central ante la proposición de los llamados mecanismos financieros innovadores que copian la misma lógica de los fallidos mercados de carbono.
 Pero, fue también en Río'92, cuando ya el mundo agrupado empezó a levantar la bandera del "desarrollo sustentable", pues había posibilidad de convertirlo en un buen negocio. Ese mismo concepto, complementado en Río+10 con el de "responsabilidad social corporativa" y subvertido hasta la médula por la simultánea apertura y desregulación neoliberal y la financiación globalizada de la economía capitalista hegemónica, provocan hoy estragos en la vida de los pueblos y del planeta y amenazan con impactos aún peores. Es esta agenda la que se profundiza a través políticas de ajuste estructural de la llamada "economía verde".
Justicia climática
 Se trata de que la Ruta de Bali, firmada por los países participantes en la XV Conferencia sobre Cambio Climático (y que tiene como objetivo establecer un régimen post 2012) no funciona:
-Los gobiernos de los países industrializados no logran ponerse de acuerdo ni entre ellos, ni con sus poblaciones. Cuando le hablan a su gente sobre el cambio climático y sobre los “sacrificios” que deben asumir para la mitigación, lo hacen con miedo: la clase política, por temor a ser castigados con el voto y los empresarios para no perder sus posicionamientos en el mercado.
-Toda esa situación entorpece la visión común en el largo plazo del futuro del clima. Es imprescindible entender que el cambio climático es un problema civilizatorio, que involucra directamente los estilos de vida de las poblaciones de los países industrializados.
 -Desde el 2007, cuando se acordó el Plan de Acción de Bali, los estados que integran el Sur, altamente vulnerables, y los territorios insulares, además, muy frágiles, esperan la reducción de las emisiones de dióxido de carbono para evitar el aumento de la temperatura media del planeta y reducir los riesgos que amenazan la existencia de sus territorios. Es decir que amenazan su historia, memoria e identidad.
 -Con el descenso del dióxido de la atmosfera, a una concentración de 350 partes por millón (ppm), se aminoran las amenazas del cambio climático antropogénico en todo el planeta y, en el tiempo de la naturaleza, se inicia una disminución del aumento del nivel del mar que ya comenzó a cubrir los territorios insulares y las líneas de costas continentales.
- Ninguna de las medidas globales de mitigación de las causas se han puesto en práctica, solo las que caben en el mercado, como los MDL y el Comercio Internacional de Emisiones (Mercado de Carbono).
- A 32 años de la adopción de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático y a 14 de Kioto, acuerdo que vence sin resultados en el 2012, el primer mundo no ha respondido con seriedad al Cambio Climático Antropogénico. Continúa su apuesta de desarrollo económico con altos niveles de emisiones,  a sabiendas de que tiene la responsabilidad histórica de las altas concentraciones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera.

- Pese a los esfuerzos de los organismos mundiales, a las investigaciones que han aportado la evidencia científica y a los miles de muertos, refugiados y desarraigados no se vislumbran aún respuestas. Los pueblos y estados del Sur son los que están invirtiendo sus exiguos recursos económicos en la adaptación a una catástrofe planetaria de la que solo es responsable, escasamente, del 3 % de las emisiones históricas causantes de los impactos ambientales.
 - La adaptación, planteada como un acuerdo honorable con los países industrializados para la transferencia de recursos financieros, tecnologías y creación de capacidades, como compensación por la responsabilidad que tienen con las emisiones históricas de GEI, se mecaniza a través de la Cooperación para el Desarrollo que nunca transformó ningún elemento de importancia dirigido a soliviantar la postración económica y violación de derechos de los pueblos.
 - Cuando se hable de las transferencias de recursos se debe tener claro que se trata del pago de la deuda ambiental con el Sur, en otras palabras: de justicia climática y del pago de la deuda ambiental, no de ayuda.


Ante esta realidad nos preguntamos: ¿es posible mantener el índice de crecimiento que el desarrollo sostenible precisa sin modificar profundamente la sociedad? Como podemos ver, la respuesta es: No, hay que reducir el crecimiento económico y sustituirlo por la noción de otra cultura de la felicidad, del bienestar, recuperar los valores ancestrales indígenas  y campesinos.
 La investigación científica muestra que los pueblos campesinos e indígenas podrían reducir las emisiones globales actuales al 75%, incrementar la biodiversidad; recuperar la materia orgánica del suelo; sustituir la producción industrial de carne por una producción diversificada a pequeña escala; expandir los mercados locales; parar la deforestación y hacer un manejo integral de los bosques.
 La agricultura campesina no sólo contribuye positivamente al equilibro del carbono del planeta, sino que crea también 2,800 millones de puestos de trabajo para hombres y mujeres en todo el mundo, y es el mejor modo de luchar contra el hambre, la  desnutrición y la crisis alimentaria actual.

Precisamos convertir Río+20 en un proceso mundial de fuerte movilización. Convocamos a involucrarnos en este proceso y a movilizarnos en cada lugar camino a Río+20, impulsando campañas e iniciativas de debate y formación, de ampliación de plataformas de estrategia y acción conjunta, de coordinación y apoyo solidario entre las luchas concretas y las demandas aglutinadoras.
 Nosotr@s, organizaciones, redes y movimientos sociales de la República Dominicana,  articulados  en la participación de la Cumbre de los Pueblos por Justicia Social y Ambiental, contra la mercantilización de la vida y la naturaleza y en defensa de los bienes comunes, que se realizará en Río de Janeiro, Brasil, del 15 al 23 de junio de 2012, ante el desarrollo simultáneo y en esa misma ciudad, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable (Río+20), hacemos un llamado a la movilización y coordinación de las luchas, unidos con las acciones convocadas  a lo largo y ancho del planeta.
Luchamos para que se respete el derecho de todos los pueblos a tener acceso al agua, alimentos, energía, tierra, semillas, territorios y medios de vida dignos y para reivindicar los Derechos de la Madre Tierra, desde una verdadera soberanía alimentaria.

Enfrentamos la embestida del capitalismo y su cara reverdecida, incluyendo los mega-eventos, acaparamientos de tierras, mega-proyectos, mecanismos llamados de desarrollo limpio y otras tantas siglas y nombres engañosos como REDD, REDD+, biocombustibles.
 Exigimos a los gobiernos del Norte y del Sur el desarrollo e implementación de políticas que nos conduzcan a la transformación de los modos de producción y de los patrones de consumo.
 Así mismo, emplazamos enérgicamente y una vez más al Consejo Nacional de Medio Ambiente del Gobierno dominicano, al cumplimiento de los acuerdos establecidos desde su creación.
 Llamamos a movilizarnos para construir la Cumbre de los Pueblos por justicia social y ambiental contra la mercantilización de la vida y en defensa de los bienes comunes, y a la Asamblea Permanente de los Pueblos, sobre la base de las múltiples luchas en  defensa de la vida, la soberanía -alimentaria, energética, financiera, territorial, política en  defensa de los derechos humanos y la naturaleza.

 Justicia Climática
Campaña CRECE

¡La vida no se vende, se defiende!
¡Somos los pueblos los acreedores!
¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!
¡Seguiremos en marcha hasta que tod@s seamos libres!
¡Por el derecho de los/as campesinos/as de América, lucha!


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