Posición
alternativa sobre cambio climático, de los grupos ecológicos y sociales de la Rep. Dominicana.
En
contra de las falsas soluciones del capitalismo verde por una agricultura
campesina sostenible ¡ya!
¡Justicia
climática para el planeta!
Todo lo
anterior indica que las condiciones climáticas son fundamentales en los
sistemas insulares, caracterizados por una gran abundancia de endemismos y una
extrema fragilidad, situación que se empeora al ser objeto de las acciones de
explotación descontroladas de la tecnociencia y la política con fines
mercantilistas, componentes sobre los cuales se sustenta el modo de producción
capitalista, con resultados letales para la vida de los ecosistemas, dañando la
coevolución; es decir, la relación ser humano-naturaleza.
La
quema de petróleo, carbón y gas natural a manos del ser humano, ha causado un
aumento del Dióxido de Carbono (CO2), en la atmósfera, todo lo
cual produce el aumento de la temperatura: se estima que desde hace
unos 150 años, hasta la fecha, ésta ha aumentado 0,5 °C , se prevé un
incremento de 1 °C
en el 2020 y de 2°C
en el 2050. Este fenómeno se denomina cambio climático antropogénico, pues
tiene su origen en la acción del ser humano.
Para
garantizar la vida de los sistemas insulares; es decir, la del ser humano y del
medio circundante, hay que garantizar la permanencia de los
ecosistemas en un mundo, lamentablemente, insostenible para los
hábitats de las islas, lo que es igual a extinción.
Por
todo ello, Posición Alternativa sobre el cambio climático antropogénico
tiene claro que asumir la sostenibilidad significa un imperativo innegociable y
no una opción. La Tierra casi
ha llegado a sus límites de capacidad para reciclar vertidos y
eliminar desperdicios derramados indiscriminadamente.
A partir de
este imperativo de la sostenibilidad no es posible hablar de protección
ambiental, ni de lucha contra el cambio climático antropogénico, sin plantear
la separación de la naturaleza del mercado; sin denunciar el sobreconsumo y
consumo compulsivo, así como oponerse a la inequidad.
El
territorio de La Hispaniola
vive el efecto dominó, por el modo insostenible de producción que lleva a la
explotación irracional de sus recursos naturales; la extracción minera de
varias empresas extranjeras; la irresponsable explotación turística de nuestras
costas; el abandono medioambiental que sufren nuestros parques naturales y la
instalación de cementeras en los cauces de los ríos. Los efectos del
cambio climático antropogénico se configuran como responsables de las
migraciones masivas de los isleños, desplazamientos que pueden considerarse
junto a las de los pueblos del sur, como fugas de refugiados de la deuda
ambiental del primer mundo.
Para
los cientos de miles de víctimas, hombres y mujeres que han perdido las vidas,
bienes e identidad por los efectos del cambio climático antropogénico, no
resulta fácil entender la complejidad y magnitud de la catástrofe.
El
Presidente de Tuvalu, un Estado archipielágico del Pacífico, en varias
oportunidades ha pedido a los países del norte que paren las emisiones de
gases. Sus tierras están infértiles por las inundaciones con agua salada y sus
habitantes dependen de costosas importaciones de alimentos.
Norte
y Sur
¡Necesitamos
un espacio permanente de diálogo en todos los organismos mundiales para llamar
la atención sobre los acontecimientos climáticos catastróficos que acontecen en
los territorios insulares!
¡Reclamamos
la adopción de políticas que sustituyan el modelo de producción capitalista por
la sostenibilidad!
En la
lucha contra el cambio climático, los estados insulares, por su indiscutible
fragilidad y todos los países del sur, por su gran vulnerabilidad, deben
insistir en que la actividad tecnocientífica no continúe apoyándose en la
destrucción del ecosistema.
Demandarles
a los países industrializados la transferencia de tecnologías de forma
horizontal y que asuman como premisa de toda investigación la implementación de
la ciencia con conciencia, que incluye criterios claros sobre su interacción
con el ser humano y los sistemas ambientales.
Es deber de la Posición Alternativa
sobre cambio climático antropogénico declarar que a 32 años de la primera
Conferencia Mundial del Clima, donde se alertó sobre la interferencia humana en
los elementos del sistema climático, han ocurrido más muertes de miembros de
las poblaciones vulnerables; pérdida de identidad de pueblos enteros;
conversión de miles de seres humanos en refugiados ambientales; carencia de
suelos productivos; transformación de ecosistemas marinos y la desaparición de
especies.
El caso
omiso a la
Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y
los Derechos de la Madre
Tierra y la promoción de los Mecanismos Flexibles de Kioto le
impone al Sur la implementación Conjunta, Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL)
y Comercio Internacional de Emisiones.
Para
el Norte todo sigue igual, a excepción de la crisis cíclica del capitalismo que
ahora amenaza sus estilos de vida.
Fue
durante la Conferencia
sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en Río de 1992, la llamada Cumbre de la Tierra , o Río'92, que una
movilización social casi sin precedentes, vio nacer la Convención sobre
Diversidad Biológica y la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático.
Entre
los principios fundamentales de esa Convención sobre Cambio Climático están: la
responsabilidad histórica de los países industrializados por el cambio
climático que marcaron el retroceso en las negociaciones climáticas de
Copenhague (2009), y Cancún (2010). No hubo motivo para esperar resultados
menos decepcionantes de la COP 17
en Durbán (del 28 de noviembre al 9 de diciembre de 2011).
También,
luego de la Convención
de Diversidad Biológica en Nagoya (2010), la mercantilización de la Naturaleza pasó a tener
lugar central ante la proposición de los llamados mecanismos financieros
innovadores que copian la misma lógica de los fallidos mercados de carbono.
Pero,
fue también en Río'92, cuando ya el mundo agrupado empezó a levantar la bandera
del "desarrollo sustentable", pues había posibilidad de convertirlo
en un buen negocio. Ese mismo concepto, complementado en Río+10 con el de
"responsabilidad social corporativa" y subvertido hasta la médula por
la simultánea apertura y desregulación neoliberal y la financiación globalizada
de la economía capitalista hegemónica, provocan hoy estragos en la vida de los
pueblos y del planeta y amenazan con impactos aún peores. Es esta agenda la que
se profundiza a través políticas de ajuste estructural de la llamada
"economía verde".
Justicia
climática
Se
trata de que la Ruta
de Bali, firmada por los países participantes en la XV Conferencia
sobre Cambio Climático (y que tiene como objetivo establecer un régimen post
2012) no funciona:
-Los
gobiernos de los países industrializados no logran ponerse de acuerdo ni entre
ellos, ni con sus poblaciones. Cuando le hablan a su gente sobre el cambio
climático y sobre los “sacrificios” que deben asumir para la mitigación, lo
hacen con miedo: la clase política, por temor a ser castigados con el voto y
los empresarios para no perder sus posicionamientos en el mercado.
-Toda esa
situación entorpece la visión común en el largo plazo del futuro del clima. Es
imprescindible entender que el cambio climático es un problema civilizatorio,
que involucra directamente los estilos de vida de las poblaciones de los países
industrializados.
-Desde
el 2007, cuando se acordó el Plan de Acción de Bali, los estados que integran
el Sur, altamente vulnerables, y los territorios insulares, además, muy
frágiles, esperan la reducción de las emisiones de dióxido de carbono para
evitar el aumento de la temperatura media del planeta y reducir los riesgos que
amenazan la existencia de sus territorios. Es decir que amenazan su historia,
memoria e identidad.
-Con
el descenso del dióxido de la atmosfera, a una concentración de 350 partes por
millón (ppm), se aminoran las amenazas del cambio climático antropogénico en
todo el planeta y, en el tiempo de la naturaleza, se inicia una disminución del
aumento del nivel del mar que ya comenzó a cubrir los territorios insulares y
las líneas de costas continentales.
- Ninguna de
las medidas globales de mitigación de las causas se han puesto en práctica,
solo las que caben en el mercado, como los MDL y el Comercio Internacional de
Emisiones (Mercado de Carbono).
- A 32 años
de la adopción de la
Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio
Climático y a 14 de Kioto, acuerdo que vence sin resultados en el 2012, el
primer mundo no ha respondido con seriedad al Cambio Climático Antropogénico.
Continúa su apuesta de desarrollo económico con altos niveles de
emisiones, a sabiendas de que tiene la responsabilidad histórica de
las altas concentraciones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera.
- Pese a los
esfuerzos de los organismos mundiales, a las investigaciones que han aportado
la evidencia científica y a los miles de muertos, refugiados y desarraigados no
se vislumbran aún respuestas. Los pueblos y estados del Sur son los que están
invirtiendo sus exiguos recursos económicos en la adaptación a una catástrofe
planetaria de la que solo es responsable, escasamente, del 3 % de las emisiones
históricas causantes de los impactos ambientales.
- La
adaptación, planteada como un acuerdo honorable con los países industrializados
para la transferencia de recursos financieros, tecnologías y creación de
capacidades, como compensación por la responsabilidad que tienen con las
emisiones históricas de GEI, se mecaniza a través de la Cooperación para el
Desarrollo que nunca transformó ningún elemento de importancia dirigido a
soliviantar la postración económica y violación de derechos de los pueblos.
-
Cuando se hable de las transferencias de recursos se debe tener claro que se
trata del pago de la deuda ambiental con el Sur, en otras palabras: de justicia
climática y del pago de la deuda ambiental, no de ayuda.
Ante esta
realidad nos preguntamos: ¿es posible mantener el índice de crecimiento que el
desarrollo sostenible precisa sin modificar profundamente la sociedad? Como
podemos ver, la respuesta es: No, hay que reducir el crecimiento económico y
sustituirlo por la noción de otra cultura de la felicidad, del bienestar,
recuperar los valores ancestrales indígenas y campesinos.
La
investigación científica muestra que los pueblos campesinos e indígenas podrían
reducir las emisiones globales actuales al 75%, incrementar la biodiversidad;
recuperar la materia orgánica del suelo; sustituir la producción industrial de
carne por una producción diversificada a pequeña escala; expandir los mercados
locales; parar la deforestación y hacer un manejo integral de los bosques.
La
agricultura campesina no sólo contribuye positivamente al equilibro del carbono
del planeta, sino que crea también 2,800 millones de puestos de trabajo para
hombres y mujeres en todo el mundo, y es el mejor modo de luchar contra el
hambre, la desnutrición y la crisis alimentaria actual.
Precisamos
convertir Río+20 en un proceso mundial de fuerte movilización. Convocamos a
involucrarnos en este proceso y a movilizarnos en cada lugar camino a Río+20,
impulsando campañas e iniciativas de debate y formación, de ampliación de
plataformas de estrategia y acción conjunta, de coordinación y apoyo solidario
entre las luchas concretas y las demandas aglutinadoras.
Nosotr@s,
organizaciones, redes y movimientos sociales de la República Dominicana ,
articulados en la participación de la Cumbre de los Pueblos por Justicia Social y
Ambiental, contra la mercantilización de la vida y la naturaleza y en defensa
de los bienes comunes, que se realizará en Río de Janeiro, Brasil, del 15 al 23
de junio de 2012, ante el desarrollo simultáneo y en esa misma ciudad, de la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable (Río+20), hacemos un llamado a
la movilización y coordinación de las luchas, unidos con las acciones
convocadas a lo largo y ancho del planeta.
Luchamos
para que se respete el derecho de todos los pueblos a tener acceso al agua,
alimentos, energía, tierra, semillas, territorios y medios de vida dignos y
para reivindicar los Derechos de la Madre Tierra , desde una verdadera soberanía
alimentaria.
Enfrentamos
la embestida del capitalismo y su cara reverdecida, incluyendo los
mega-eventos, acaparamientos de tierras, mega-proyectos, mecanismos llamados de
desarrollo limpio y otras tantas siglas y nombres engañosos como REDD, REDD+,
biocombustibles.
Exigimos
a los gobiernos del Norte y del Sur el desarrollo e implementación de políticas
que nos conduzcan a la transformación de los modos de producción y de los
patrones de consumo.
Así
mismo, emplazamos enérgicamente y una vez más al Consejo Nacional de Medio
Ambiente del Gobierno dominicano, al cumplimiento de los acuerdos establecidos
desde su creación.
Llamamos
a movilizarnos para construir la
Cumbre de los Pueblos por justicia social y ambiental contra
la mercantilización de la vida y en defensa de los bienes comunes, y a la Asamblea Permanente
de los Pueblos, sobre la base de las múltiples luchas en defensa de la
vida, la soberanía -alimentaria, energética, financiera, territorial, política
en defensa de los derechos humanos y la naturaleza.
Justicia
Climática
Campaña
CRECE
¡La vida no
se vende, se defiende!
¡Somos los
pueblos los acreedores!
¡Globalicemos
la lucha, globalicemos la esperanza!
¡Seguiremos
en marcha hasta que tod@s seamos libres!
¡Por el
derecho de los/as campesinos/as de América, lucha!
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