miércoles, 24 de abril de 2013

– Documento de Reflexión - 19 de marzo 2013


Hacia un marco de Objetivos
Universales de Sostenibilidad
como parte de una Agenda
Post-2015

– Documento de Reflexión - 19 de marzo 2013 –

Los debates sobre una agenda internacional de
cooperación y desarrollo después de 2015 ofrecen la
oportunidad de (re-) discutir de manera integral el
bienestar y la justicia en las sociedades. Dados los desafíos económicos, sociales y ecológicos en el mundo
actual, ésta es una necesidad urgente.
El actual marco internacional de desarrollo centrado
en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y
las estrategias relacionadas no dan respuestas adecuadas a los problemas globales, ya sean el calentamiento
global acelerado, la brecha creciente entre ricos y
pobres, la financiarización de la economía mundial o
la falta de respeto por los derechos humanos.
La solución de estos problemas requiere cambios en
los sistemas económicos y sociales. Una agenda de
desarrollo centrada sólo en los países pobres y no en
los ricos es inadecuada.
Esto no significa que esta agenda deba prescribir de
arriba hacia abajo idénticos objetivos, responsabilidades y recetas políticas, siguiendo un enfoque de
talla única para todos. Una futura agenda de desarrollo futuro debería basarse en principios comunes
que prevean una diferenciación de los países según
sus desempeños económicos, necesidades sociales y
responsabilidades ecológicas. Del mismo modo, la
agenda debe contener un catálogo diferenciado de
compromisos políticos. Emplazados entre los principios generales y las medidas políticas de implementación, los Objetivos de Sostenibilidad Universal serían
un elemento esencial (pero no el único componente)
de la Agenda Post-2015.
Las discusiones acerca de cualquier Agenda Post-
2015 deben encarar los obstáculos estructurales y las
barreras políticas que impidieron la realización de los
ODM. Sin una evaluación honesta de estos obstáculos y barreras, cualquier «nuevo» conjunto de objetivos de desarrollo seguirá siendo un tigre de papel.
I. Los contornos de la Agenda Post-
2015
Una Agenda Post-2015 para la cooperación internacional y el desarrollo sostenible debe contener los
elementos siguientes:
1. Una Declaración Política, que enfatice los
principios básicos y los fundamentos normativos
de la Agenda Post-2015.
2. Un Programa para la Transformación
Estructural que defina las medidas financieras, regulatorias e institucionales para hacer
realidad los objeivos de sostenibilidad a nivel
internacional.
3. Un sistema integrado de Objetivos Universales de Sostenibilidad con metas absolutas y disposiciones para su aplicación diferenciada a niveles regional, nacional y local.
4. Una Revisión Periódica Universal de la
Sostenibilidad, para monitorear y evaluar los
avances y obstáculos en el logro de los objetivos.
Los cuatro elementos están interrelacionados. Una
declaración de principios sin los objetivos políticos
derivados de ella sería tan ineficaz como un catálogo global de metas sin mecanismos de rendición de
cuentas y sin un plan vinculante de implementación.
II. Principios básicos de la Agenda
Post-2015
La Agenda Post-2015 debe basarse en principios y
valores compartidos. Éstos no tienen por qué ser
inventados o acordados a través de tediosos procesos
de negociación. En tratados y declraciones políticas
internacionales, sobre todo la Declaración de Río
de 1992 y la Declaración del Milenio de 2000, los
gobiernos han acordado principios fundamentales
que son cruciales para las relaciones a nivel nacional
e internacional.
Los siguientes ocho principios pueden servir como
una base normativa para una futura agenda de
desarrollo:Documento de Reflexión - 19 de marzo 2013 2
1. Principio de Solidaridad. La solidaridad ha
sido un principio ampliamente aceptado en muchas
constituciones nacionales que rigen la relación entre
los ciudadanos dentro de un país. Es central para este
concepto la igualdad entre las personas y su responsabilidad compartida por el bien común. En la noción
de solidaridad, la asistencia no es un acto de caridad,
sino un derecho de cada mujer, hombre y niña o
niño. La solidaridad difiere radicalmente de la caridad
y la filantropía. En tiempos de globalización, este
concepto se ha transferido a nivel internacional. En
la Declaración del Milenio, los gobiernos enumeran
la solidaridad como uno de las principales valores:
«Los problemas mundiales deben abordarse de manera
tal que los costos y las cargas se distribuyan con justicia,
conforme a los principios fundamentales de la equidad
y la justicia social. Los que sufren, o los que menos se
benefician, merecen la ayuda de los más beneficiados.»1
2. Principio de no maleficencia. Originalmente
es un principio clave de la ética médica, reflejado
en la promesa de «abstenerse de hacer daño», incluida
en el juramento hipocrático. Este principio se ha
vuelto relevante para otras áreas. Por ejemplo, se lo ha
incluido en los principios humanitarios de UNICEF
desde 2003, y ha sido adoptado por las principales organizaciones humanitarias en sus códigos de
conducta. En esencia, el compromiso de implementar políticas de manera de no dañar a la gente o a la
naturaleza, debe ser considerado como un principio
rector en todas las políticas y en todos los niveles.
3. Principio de responsabilidades comunes
pero diferenciadas. La Declaración de Río de
1992 establece lo siguiente: «Habida cuenta de las
diferentes contribuciones a la degradación del medio
ambiente mundial,los Estados tienen responsabilidades
comunes pero diferenciadas. Los países desarrollados
reconocen la responsabilidad que les cabe en la búsqueda
internacional del desarrollo sostenible, en vista de las
presiones que sus sociedades plantean sobre el medio
ambiente mundial y de las tecnologías y los recursos
financieros de que disponen.»2
.
Mediante la inclusión de la dimensión histórica, este
principio va más allá del principio de «trato especial
y diferenciado», basada en las capacidades y necesidades económicas, que figura en los acuerdos de la
Organización Mundial del Comercio. Este principio
es un elemento clave del Protocolo de Kyoto, pero su
aplicación no debe limitarse a las negociaciones sobre
el clima. Este principio se aplica a nivel regional,
sub-nacional e incluso comunitario: los que pueden
1 Asamblea General de las Naciones Unidas (2000):
Declaración del Milenio de las Naciones Unidas. Nueva
York. (Documento de la ONU. A/RES/55/2), párrafo 6.
2 Asamblea General (1992): Declaración de Río sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo. Nueva York (Doc. ONU.
A /CONF.151/26 (Vol. I)), Principio 7.
soportar más cargas deben contribuir más al bienestar
de su comunidad, ya sea a través de impuestos progresivos o a través de acciones prácticas. La cuestión
clave a todos los niveles es qué criterios asignar las
responsabilidades y las cargas financieras que deben
ser compartidas.
4. «Quien contamina paga». El mensaje simple de
este principio es que los costos de la contaminación
han de ser sufragados por quienes la provocaron. La
Declaración de Río establece en el Principio 16:
«Las autoridades nacionales deben fomentar la internali�
zación de los costos ambientales y el uso de instrumentos
económicos, teniendo en cuenta el criterio de que quien
contamina debe, en principio, cargar con los costos de la
contaminación [...]».
Si bien este principio es ampliamente reconocido
en la legislación ambiental internacional, debe ser
aplicado también en otras áreas. En el contexto de la
reciente crisis financiera, por ejemplo, muchos pidieron que los «contaminadores» - es decir, los bancos
y el sector financiero - financiaran los costos de la
crisis. Por ejemplo, el Comisario Europeo Michel
Barnier, dijo: «Yo creo en el principio de que ‘el que
contamina paga’. Necesitamos construir un sistema que
garantice que el sector financiero pagará el costo de las
crisis bancarias en el futuro».3
5. Principio de precaución. A falta de un consenso científico sobre los impactos que una acción o
política tiene sobre las personas o sobre la naturaleza,
la carga de la prueba de que no es perjudicial cae
en la proponentes de esta acción. Esto también está
establecido en la Declaración de Río, que dice en su
Principio 15: «�on el fin de proteger el medio ambi on el fi n de proteger el medio ambi�
ente, un enfoque preventivo deberá ser aplicado por los
Estados, de acuerdo a su capacidades. Donde haya peligro
de daño grave o irreversible, la falta de pruebas científicas
inequívocas no se utilizará como razón para postergar la
adopción de medidas eficaces para impedir la degradación
del medio ambiente».
Este principio es también parte del Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (artículo
3.3) y se ha incorporado en muchos otros acuerdos
internacionales, como el Protocolo de Cartagena
sobre Seguridad de la Biotecnología en el año 2000.
6. Principio de subsidiariedad. Las decisiones
políticas deben tomarse siempre al más bajo nivel
posible administrativo y político, y por lo tanto lo
más cercano posible a los ciudadanos concernidos. Este es un elemento central del federalismo y
uno de los principios centrales en los tratados de
la Unión Europea. Los pueblos indígenas consideran este principio como una herramienta esencial
para preservar su identidad, diversidad y culturas. La
subsidiariedad reconoce el derecho democrático a la
3 http://ec.europa.eu/news/economy/100526_de.htmDocumento de Reflexión - 19 de marzo 2013 3
libre determinación de las personas, las comunidades
y las naciones, pero sólo mientras su ejercicio no
infrinja derechos similares de otros. No debe ser mal
utilizada como un argumento en contra de la acción
del gobierno central a nivel nacional o internacional
y debe ser siempre aplicade en combinación con
los otros principios, en particular, el principio de la
solidaridad.
7. Principio del consentimiento libre, previo
e informado. De acuerdo con este principio, las
comunidades tienen derecho a dar o negar su consentimiento a proyectos y acciones propuestas por los
gobiernos o empresas que puedan afectar su medio
de vida y las tierras que tradicionalmente poseen,
ocupan o usan. Este es un elemento clave de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas de 2007 y se reconoce en
el Convenio de la OIT sobre pueblos indígenas y
tribales en países independientes (169/1989).
Sin embargo, este principio no se limita a los derechos de los pueblos indígenas. Por ejemplo, en el
Convenio de Rotterdam sobre el procedimiento
de Consentimiento Previo Informado para Ciertos
Productos Químicos Peligrosos y Plaguicidas en el
Comercio Internacional (Convenio PIC, 1998). Este
convenio dispone, entre otras cosas,que los países
importadores deben recibir información sobre un
producto químico exportado por un país que haya
prohibido o severamente restringido su uso por razones sanitarias o ambientales.
8. El principio de solución pacífica de controversias. Este es un elemento fundamental de la
Carta de las Naciones Unidas, que dice en su artículo
2: «Los Miembros de la Organización arreglarán sus
controversias internacionales por medios pacificos de tal
manera que no se pongan en peligro ni la paz y la segu�
ridad internacionales ni la justicia.»
En la Declaración de Manila de 1982, los gobiernos
reafirmaron que la solución pacífica
de controversias debe representar una de las preocupaciones centrales para los Estados y para las Naciones Unidas.4
 Derivado del derecho humano más
básico a una vida digna, este principio también se
aplica a las relaciones entre Estados y pueblos, así
como entre las personas.
Estos ocho principios pueden proporcionar la clave
para un marco de sustentabilidad basado en derechos
universales. Están interconectados y no deben ser
aplicados por separado. Además, hay una serie de valores fundamentales que son igualmente importantes
4 Asamblea General de la ONU (1982): Declaración de
Manila sobre el Arreglo Pacífico de los Conflictos
Internacionales. Nueva York (Documento de la ONU. A/
RES/37/10).
en las relaciones internacionales y para el desarrollo
de las sociedades.
En la Declaración del Milenio, los gobiernos se comprometieron, en particular, con los siguientes valores:
» Libertad. Hombres, mujeres y niños tienen el
derecho a vivir sus vidas con dignidad, libres de
hambre y del temor a la violencia, la opresión o
la injusticia. Una gobernanza democrática y participativa, basado en la voluntad de las personas,
es la mejor forma de garantizar esos derechos.
Pero también hay límites a la libertad, cuando
se afecta la libertad de los demás. «La libertad
es siempre la libertad de los disidentes» (Rosa
Luxemburgo). Y la libertad tiene sus límites en
el principio de «no causar daño».
» Igualdad. No se debe negar la oportunidad de
participar en el desarrollo o beneficiarse de él a
ninguna persona, nación o grupo. La igualdad
de derechos y oportunidades de mujeres y hombres debe ser asegurada. La igualdad también
incluye el concepto de justicia intergeneracional, es decir el reconocimiento de que la actual
generación debe satisfacer sus necesidades de
una manera que no ponga en peligro la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus
propias necesidades.
» Diversidad. Los seres humanos deben respetarse
mutuamente, en toda su diversidad de creencias, culturas, idiomas, apariencias, orientaciones
sexuales y género. Las diferencias dentro y entre
las sociedades no debe ser temidas ni reprimidas,
sino apreciadas como valiosa herencia de la humanidad. Una cultura de paz, diálogo y aprendizaje mutuo debe ser promovida activamente.
» Respeto por la naturaleza. Se debe mostrar
respeto en la conducta hacia todas las especies
vivas. Y esto también se aplica a la utilización de
los recursos naturales y a los ecosistemas en su
conjunto. Pero el respeto por la naturaleza significa mucho más que un manejo adecuado del
medio ambiente humano: significa que todas las
especies vivas tienen derechos intrínsecos y no
deben ser consideradas como objetos, sino como
sujetos cuyo valor va más allá del uso y el intercambio. Esta comprensión de la naturaleza como
un sistema vivo se refleja en el pensamiento y
los sistemas de creencias de los pueblos indígenas, por ejemplo en el concepto de Buen Vivir.
Los gobiernos en general han dado su aprobación a
estos principios y valores. Sin embargo, esto no es suficiente. Es necesario traducirlos a derechos y deberes
legalmente consagrados. Aquí el sistema universal
de derechos humanos juega un papel esencial. El
Sistema de Derechos Humanos establece principios fundamentales, tales como el de la realización Documento de Reflexión - 19 de marzo 2013 4
progresiva de los Derechos Humanos, el uso máximo de los recursos disponibles, la no regresión y
las obligaciones extraterritoriales. Por otra parte, la
Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales son
de especial importancia, al igual que la Convención
Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de DiscriminaciónContra la Mujer, la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención
Internacional sobre la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación Racial. Recientemente,
estos documentos clave se han complementado con
la Convención sobre la Protección y Promoción de
la Diversidad de las Formas de Expresión Cultural
(2005) y la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007).
Un contrato social basado en los derechos exige un
Estado de Derecho (EdD), que es más que la ley de
los gobernantes o el gobierno de la ley. La primera
reunión de alto nivel de la ONU dedicada al EdD,
el 24 de septiembre de 2012 adoptó una Declaración
sobre el Estado de Derecho en los planos nacional e
internacional (A/67/L.1) que endosó la Asamblea General en su sexagésimo séptimo período de sesiones.
Los Estados miembros reafirmaron su «compromiso
con el estado de derecho y su importancia fundamental
para el diálogo político y la cooperación entre todos los
Estados y para el futuro desarrollo de los tres pilares
principales en los que se apoyan las Naciones Unidas: la
paz y la seguridad internacionales, los derechos humanos
y el desarrollo».
Si bien las normas del sistema internacional de los
derechos humanos y el Estado de Derecho son
en general aceptadas y la mayoría de los países del
mundo las han ratificado, hay una enorme brecha de
implementación, evidenciando que no alcanza con
traducir meramente los principios fundamentales en
derechos y deberes internacionalmente acordados. El
siguiente paso tiene que ser la formulación de objetivos políticos y estrategias para implementar estos
derechos.
Sin embargo, el desarrollo y la implementación de
tales objetivos y estrategias políticas deben abordar
los obstáculos estructurales y políticos que impiden
actualmente la realización de muchos de estos objetivos de desarrollo.
III. Superar obstáculos y barreras:
hacia un programa de transformación
estructural
A pesar del fuerte compromiso internacional para
lograr los objetivos de desarrollo, el comercio, la
inversión y las reglas y políticas monetarias y políticas
con demasiada frecuencia han agravado la pobreza
y las desigualdades. La obsesión con el crecimiento,
respaldado por el régimen económico dominante,
estimula a explotar naturaleza, quemar más combustibles fósiles y agotar la biodiversidad, mientras se
socava la prestación de servicios esenciales.
Los países compiten en una carrera hacia el fondo,
ofreciendo impuestos más bajos y mano de obra barata para atraer inversiones. Paraísos fiscales permiten
la evasión de impuestos, acuerdos de inversión y comercio bilaterales y regionales, así como el Acuerdo
sobre Aspectos Relacionados con el Comercio de los
Derechos de Propiedad Intelectual (conocido como
TRIPS, por su sigla en inglés) erosionan las normas
sociales, ambientales y de derechos humanos y reducen el margen de maniobra de los gobiernos.
Estas políticas han fortalecido el poder de los inversores y las grandes corporaciones a través de la
desregulación, la liberalización comercial y financieras, las reducciones y excepciones impositivas, y han
debilitado el papel del Estado y su capacidad para
promover los derechos humanos y la sostenibilidad.
Las políticas económicas a menudo contradicen los
compromisos con los derechos humanos y la sostenibilidad, ya que éstas políticas y las instituciones
nacionales e internacionales asociadas a ellas ocupan
la cima del gobierno. Se ha confiado demasiado en
los mercados para asignar los limitados recursos de
las sociedades y distribuir su riqueza, escogiendo
al crecimiento del producto bruto como la última
medida del bienestar. El resultado ha sido: la apropiación ilimitada de la tierra, la explotación de los
mares y otros recursos naturales, especialmente en
el Sur global, la creciente concentración de mayores
cuotas de mercado en manos de unas pocas empresas
transnacionales, sobre todo en la comida y los medicamentos, y la precarización del trabajo.
Ningún otro sector de la sociedad ha ganado más
derechos, mundial y localmente, que las grandes
empresas, ya sean nacionales o trasnacionales. Salvo
timidos intentos de autorregulación voluntaria de la
responsabilidad social de las corporaciones, la concentración del poder de las corporaciones y su ejercicio juegan un papel perjudicial en muchas partes de
nuestro mundo.
Durante demasiado tiempo, las políticas económicas han sido moldeadas por grupos de interés que Documento de Reflexión - 19 de marzo 2013 5
proscriben políticas «sin alternativas». La Agenda
Post-2015 debe conducir a transformaciones estructurales en lugar de ser dirigida por los actores
cuyo consejo nos ha llevado por caminos que no son
sostenibles.
Las transformaciones estructurales necesarias deben
dar cuenta del grado de participación de cada país en
la (sobre) explotación de los recursos naturales del
mundo y los daños causados al ecosistema global, por
ejemplo a través de la excesiva emisión de gases de
efecto invernadero. De acuerdo con el principio de
que «quien contamina paga», esto podría ser el fundamento de un sistema de reparto equitativo de la
carga basado en iguales derechos de emisiones y uso
(teniendo en cuenta la responsabilidad histórica de
las sociedades) y la justificación de compensaciones
obligatorias.
La realización de los Objetivos Universales de Sostenibilidad requiere algo más que dinero. Lo que importa es el marco regulatorio e institucional a nivel
nacional e internacional. Este marco puede acelerar o
impedir procesos de empobrecimiento, influir sobre
patrones de consumo y producción y promover o
frenar los procesos de democratización.
IV. Un sistema integrado de Objetivos
Universales de Sostenibilidad
La formulación de Objetivos Universales de Sostenibilidad debe partir de un balance crítico de las
fortalezas y debilidades de los ODM, y advertir sobre
los obstáculos y las barreras mencionadas anteriormente. Así se asegura que los Objetivos Universales
de Sostenibilidad reflejen un enfoque de desarrollo
integral, sean universalmente válidos, es decir, para
todos los países de la mundo (y no sólo para los
«países en desarrollo»), consideren las diferencias regionales, nacionales y subnacionales, estén a la altura
de los derechos humanos codificados, incluidos los
derechos económicos, sociales y culturales; atiendan
a los límites planetarios; definan resultados deseables, adjudiquen los recursos (financieros) necesarios,
desarrollen sistemas comprensivos de evaluación de
tecnologías e implementen fórmulas para distribuir
cargas y derechos de uso. Deben estar basados en indicadores significativos de las disparidades socioeconómicas, utilizando medidas alternativas del bienestar
y el progreso de la sociedad, más allá del PIB.
Mientras que los objetivos no debe ser formulados
tan vagamente que ningún derecho, obligación o
políticas se puedan derivar de ellos, tampoco pueden
ser tan prescriptivos que restrinjan el espacio político
democrático de las sociedades para tomar decisiones
soberanas sobre sus estrategias de desarrollo.
Las negociaciones oficiales sobre una Agenda Post-
2015 no han comenzado aun y las propuestas sobre
futuros objetivos no deben limitarse a lo que se considera factible desde el punto de vista de la realpolitik.
En cambio, deben abordar claramente los problemas
globales que enfrentamos.
Dimensiones de los Objetivos Universales de
Sostenibilidad
Un sistema integrado de Objetivos Universales de
Sostenibilidad debe comprender las siguientes seis
dimensiones:
1. Dignidad y derechos humanos para todos
2. Equidad, igualdad y justicia
3. Respeto por la naturaleza y los límites
planetarios
4. Paz mediante el desarme, la desmilitarización y
la solución no violenta de controversias
5. Sistemas económicos y financieros justos
6. Estructuras democrátias y participativas de toma
de decisiones.
Estas seis dimensiones no deben ser consideradas por
separado, ya que se superponen y son parcialmente
interdependientes.
Objetivos y límites absolutos
Los derechos y obligaciones codificados internacionalmente y los límites ecológicos son, por su propia
esencia, objetivos absolutos, universalmente válidos
y de realización inmediata. Se aplican a todas las
personas, y no sólo a un sector de la población. Su
logro requiere abordar y superar obstáculos y barreras
estructurales.Así, por ejemplo, el derecho a la alimentación implica que todas las personas del mundo deben tener lo suficiente para comer, y no es aceptable
simplemente reducir la proporción de personas que
sufren de hambre en un año determinado, o ignorar
los impactos del sector financiero sobre los precios de
los alimentos.
De manera similar, la ciencia define que la concentración de CO2
 en la atmósfera terrestre no debe
superar 350 ppm (partículas por millón). En términos
de la «paz» como dimensión, la eliminación de todas
las armas atómicas, biológicas y químicas (armas
ABC) es otra meta absoluta.
Objetivos diferenciados
En el camino hacia el logro de objetivos universales
absolutos, mundial absoluto metas, objetivos diferenciados deben definirse mediante procesos democráticos de toma de decisiones a nivel regional, nacional y
local. Grupos específicos que enfrentan desigualdades Documento de Reflexión - 19 de marzo 2013 6
superpuestas por su género, edad, clase, etnia, orientación sexual o capacidades deben ser priorizados. De
esta manera, los diferentes contextos socioeconómicos y la situación social específica de un país son a
tener en cuenta. Dichos objetivos también deben definirse de forma similar a nivel mundial con respecto
a bienes comunes globales.
Todos estos objetivos diferenciados deben respetar
los principios de derechos humanos sobre realización
progresiva y no regresión. Esto quiere decir que en
vez de fijar una fecha en la cual los objetivos deben
ser alcanzados, las variables deben ser el grado y la
velocidad de avance en la consecución de los objetivos absolutos. En lugar de redefini los «objetivos
2015» para que se convieertan en «Objetivos 2030»
o en «Objetivos 2050», los gobiernos deben comprometerse con un progreso continuo, medible en un
periodo más corto de, por ejemplo, cinco años. Esto
puede ocurrir en un marco de «promesas y revisión», en el cual cada estados se compromete a nivel
nacional a lograr objetivos específicos en un plazo de
cinco años, que serán luego supervisados y evaluados
de forma independiente.
Cualquier proceso de revisión de la ONU debe
abordar no sólo la performance nacional, sino
también los obstáculos globales, por ejemplo, los
planteados por el régimen de derechos de propiedad
intelectual al logro de la meta de acceso universal a
los medicamentos.
Indicadores significativos
La experiencia con los ODM ha puesto de manifiesto qué importante es la elección de indicadores
significativos y sus valores límite. Por ejemplo, el
umbral de «un dólar diario» no mide adecuadamente
la verdadera situación de la pobreza en un país. Esto
también se aplica al uso exclusivo de valores nacionales promedio. La selección de indicadores apropiados
es crucial para un sistema de Objetivos Universales
de Sostenibilidad. Los indicadores deben ser escogidos con miras a su aplicación universal.
Los indicadores y el acceso público a los datos influyen en la determinación de las prioridades políticas,
las asignaciones presupuestales y la rendición de
cuentas de las autoridades. La recolección y difusión
de datos es, en sí misma, una expresión de compromiso político con la transformación.
Deben diseñarse indicadores de distribución y de
desigualdad que funcionen como hilo de unión a
través del sistema de objetivos. El coeficiente de Gini
y el Índice de Equidad de Género, desarrollado por
Social Watch5
 podrían ser posibles indicadores de
los objetivos de la segunda dimensión (Promoción
de la equidad y la justicia). Los indicadores deben
5 Cf. www.socialwatch.org/node/14365.
estar desagregados según ingreso o riqueza y género.
¿Cuál es la calidad de suministro de agua para el decil
más pobre de la población en comparación con la
décima parte más rica? ¿Qué diferencias hay entre la
«huella ecológica» o las emisiones de CO2
 de los más
pobres y de los grupos de ingresos más ricos? Las
violaciones a los derechos de las mujeres serían así,
más fácilmente identificables. ¿Qué diferencias hay
entre hombres y mujeres, por ejemplo, en términos
de acceso a los sistemas de seguridad social en un
país? ¿Cómo se distribuye la propiedad de la tierra
entre hombres y mujeres? ¿Cómo difieren hombres
y mujeres en su participación en la vida política y la
toma de decisiones?
En la utilización de los Objetivos Universales de
Sostenibilidad como herramientas de comunicación
y movilización, podría ser útil identificar coeficientes
agregados o índices para cada una de las seis dimensiones. Ejemplos a analizar son el Índice de Felicidad
Nacional Bruta y el Índice de Equidad de Género,
así como la Huella Ecológica.
V. Examen Periódico Universal de
Sostenibilidad
Un sistema integrado de Objetivos Universales de
Sostenibilidad no se limita a enumerar los objetivos e
indicadores. Su efectividad política requiere mecanismos para el seguimiento de los progresos o regresiones en el logro de las metas. Aquí sirve de modelo el
mecanismo de monitoreo que ya existe en materia
de derechos humanos, bajo la forma del Examen
Periódico Universal (EPU) en el ser humano
campo de los derechos podría servir como un prolongado model. Un EPU extensivo a la Sostenibilidad, complementario del ya existente, podría abarcar
todas las dimensiones de los Objetivos Universales de
Sostenibilidad.
Su modus operandi podría seguir el mecanismo IBSA (Indicators, Benchmarks, Scoping and
Assessment , o sea Indicadores, Metas, Alcance y
Evaluación). Este mecanismo de cuatro pasos permite
comprobar si un país cumple con la realización de los
derechos económicos, sociales y culturales. Primero se definen los indicadores para la evaluación del
progreso. Luego el país define puntos de referencia
que deben alcanzarse en un cierto período. La tercera
etapa es una revisión a nivel de las Naciones Unidas
de si se han establecido objetivos razonables o éstos
son demasiado altos o demasiado bajos. El paso final Documento de Reflexión - 19 de marzo 2013 7
es la evaluación de los resultados alcanzados y el ciclo
comienza de nuevo.
El procedimiento de evaluación se basa en la información proporcionada por los gobiernos, así como
por la sociedad civil y otras fuentes independientes.
Una revisión de este tipo, ofrece un «chequeo de
coherencia» que cubre todas las políticas de un país y
pondría a prueba su cumplimiento con los principios
universales de sostenibilidad y derechos humanos, así
como las obligaciones extra-territoriales de la comunidad internacional. El Foro Político de Alto Nivel
sobre Desarrollo Sostenible, creado por los gobiernos
en Río 2012 podría ser el órgano adecuado para
poner en práctica el EPU y volver así significativo a
este nuevo cuerpo.
VI. En el camino a la Cumbre de 2015
El marco propuesto de Objetivos Universales de
Sostenibilidad, como parte de una Agenda Post-2015
es ambicioso. Algunos cree que hay peligro de sobrecargar la Agenda Post-2015 y reclaman en cambio
un enfoque limitado a la erradicación de la pobreza
y el desarrollo social en los países del Sur, o sea una
continuación de facto de los actuales ODM.
Sin embargo, un enfoque reduccionista de este tipo
significaría insistir en los mismos patrones de tratar
cada problema sector por sector, lo que hasta el momento ha impedido resolver los problemas globales.
Sería el camino equivocado a seguir y no haría justicia a las «crisis múltiples» y sus interdependencias.
Si el objetivo es un programa de desarrollo integral,
que es lo que la ONU, los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil han enfatizado una y otra
vez, este objetivo debe ser reflejado en los procesos
de discusión y negociación hacia el 2015.
Las organizaciones de la sociedad civil no debe ser
paralizadas por amenazas de negociaciones intergubernamental bloqueadas, sino reclamar lo que se
necesita para una Agenda Post-2015 y sus Objetivos
Universales de Sostenibilidad. Se requiere un enfoque integrado que conduzca a nuevas alianzas interdisciplinarias en la sociedad civil y los movimientos
sociales. Esto se aplica en particular a las organizaciones de desarrollo, ecológicas, de justicia social,
pacifistas y de derechos humanos.
El proceso hacia una futura agenda de desarrollo y
los Objetivos Universales de Sostenibilidad ofrece
una oportunidad de dar forma al progreso social
respetando los límites ecológicos y promoviendo los
principios de solidaridad y responsabilidad global
basada en la equidad.
Este documento de discusión ha sido elaborado por el Grupo de Reflexión de la Sociedad �ivil sobre
Perspectivas Globales de Desarrollo. Es parte de una serie de documentos que abordan las cuestiones clave
relacionadas con la Agenda Post-2015.
El Grupo de Reflexión de la Sociedad �ivil sobre Perspectivas Globales de Desarrollo se estableció en
noviembre de 2010 porparte de Social Watch, Red del Tercer Mundo, Alternativas de Desarrollo con
Mujeres para una Nueva Era (DAWN), la Fundación Friedrich-Ebert, Global Policy Forum, terre
des hommes y la Fundación Dag Hammarskjöld. El Grupo ofrece un espacio informal para el debate
en profundidad entre activistas de la sociedad civil y académicos de todas partes del mundo sobre los
modelos convencionales y alternativos de desarrollo y bienestar.
Los siguientes miembros del Grupo de Reflexión han contribuido a este documento: Anita Nayar
(DAWN), Barbara Adams (Global Policy Forum), Chee Yoke Ling (Red del Tercer Mundo), Danuta
Sacher (Terre des Hommes), Henning Melber (Dag Hammarskjöld Foundation), Hubert Schillinger
(Friedrich-Ebert-Stiftung), Jens Martens (Global Policy Forum), Nicole Bidegain (DAWN), Roberto

Tomado de Construyendo Puentes.

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