jueves, 3 de febrero de 2011

CAMBIO CLIMÁTICO.

CAMBIO CLIMÁTICO.
El FUTURO COMPROMETIDO

El Cambio Climático originado por la actividad humana, es decir Antropogénico (antropos-hombre, génesis origen) es la amenaza más grande que ha vivido la humanidad en toda su existencia. En la historia de la tierra se han registrado cambios climáticos generados por sus propios procesos cósmicos, biológicos y geológicos, lo que indica que son parte de la vida del planeta.
Ahora el Cambio Climático Antropogénico, fruto esencialmente del desarrollo industrial del primer mundo, que implementa procesos tecnológicos que transforman y destruyen los ecosistemas para la producción de mercancías que mantienen el consumo como estilo vida, a lo que se añade el uso universal de combustibles fósil, además de la deforestación, han desatado un aumento de gases que desbordan los mecanismos de reciclaje y la capacidad de tolerancia del planeta.
Estas emisiones, llamadas Gases de Efecto Invernadero (GEI), se almacenan en la atmosfera y distorsionan el “efecto invernadero natural” responsable de la vida en la tierra, empujando a la civilización y a la diversidad biológica hacia atrás, al mismo borde de la extinción.
El primer mundo implementó e impuso modelos de producción sin tomar en cuenta la protección de la naturaleza como eje transversal a sus procesos, obteniendo como resultado que al mismo tiempo que acumulan capital, acumulan en la atmosfera global el vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2), el ozono, el metano, el oxido nitroso, los halocarbonos entre los que se encuentran cloro, bromo, flúor, hidrógeno y otros gases industriales.
El dióxido de carbono, responsable en más de un 60 % de la distorsión del efecto invernadero natural, resulta de la combustión de carbón, petróleo y gas natural, el metano (que contribuye a la distorsión con un 20%) y el óxido nitroso, resultan de las actividades agrícolas, de la descomposición de la materia orgánica y del cambio del uso de la tierra.
Asimismo el ozono generado por los escapes de los motores de combustible fósil, y los gases industriales de permanencia prolongada como los halocarbonos, rompen la estabilidad del clima al distorsionar el efecto invernadero natural que produce la temperatura, la luz y la humedad adecuadas para la vida.
Los efectos del Cambio Climático no se hacen esperar y entre los más importantes se prevé que el nivel medio del mar puede aumentar entre 9 y 88 centímetros, con la secuela de inundaciones en las zonas de tierras bajas así como otros daños, un aumento de las precipitaciones mundiales y cambios en la frecuencia de los meteoros climáticos extremos.
También se anuncia que las zonas climáticas se desplazarían hacia los polos y verticalmente, perturbando los bosques, desiertos, praderas y otros ecosistemas, incluyendo las especies que habitan en ellos, algunas hasta la extinción. Asimismo se prevé que el cambio de las pautas de las precipitaciones y evaporación tendrá una fuerte repercusión en los recursos hídricos.
Las consecuencias negativas de la catástrofe climática ya están cayendo sobre las poblaciones pobres, por ser las más vulnerables. Pese a que desde el 1979 los diferentes países tienen información científica confiable de la anomalía climática con la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima, y que en el 1989 se constituyó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que produjo su primer informe en 1990, todavía no existe entre las naciones, un acuerdo justo, ambicioso y vinculante que permita vislumbrar un futuro seguro.
Mientras América Latina y el Caribe viven fenómenos meteorológicos extremos que influyen en el incremento de la temperatura, aumento de las enfermedades como el dengue y la malaria, la modificación de la productividad del suelo, incremento de la morbilidad y la mortalidad, agravado todo esto con la emergencia del traslado de asentamientos humanos, el primer mundo no llega a un acuerdo y no detiene los estilos de vida basados en el consumo desmedido e irracional de la naturaleza.
Mientras los pueblos de América tienen que vivir la realidad de ser refugiados del Cambio Climático Antropogénico o migrar de su medio rural al urbano por la vulnerabilidad de sus comunidades, que han sido víctimas de las inundaciones, sequías, deslizamientos y deslaves de montañas, el primer mundo ve en la anomalía una oportunidad de negocios.
Mientras el tercer mundo vive los espantos de la inseguridad alimentaria, el primer mundo impone Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) y un mercado de carbono que no significan nada para la urgente adaptación y mitigación que agobia los presupuestos nacionales y profundiza la pobreza ya que no son las inversiones prioritarias para reducir vulnerabilidades y evitar daños, sino que están dirigidas a generar rentas a corto plazo.
Mientras pasa el tiempo no existen compromisos de reducciones obligatorias de gases de efecto invernadero en las cantidades necesarias para estabilizar el aumento global de la temperatura.
Los países altamente industrializados no asumen que los apoyos financieros y tecnológicos no son préstamos sino el reconocimiento de la deuda ambiental con el tercer mundo, que deben tener como única condicionalidad el de ser usados para mitigar, adaptarse y enfrentar los daños sociales, económicos y ambientales causados por sus modelos de desarrollo.
Las autoridades nacionales, que son los negociadores reconocidos en los espacios mundiales, deben consensuar con todos los sectores y considerar todas las posiciones ya que el Cambio Climático Antropogénico, no solo pone en peligro los recursos naturales sino que la democracia y la participación de las naciones pequeñas pueden perder su capacidad y calidad beligerante en la discusión global.
Lo único que les interesa a algunos países industrializados son las bases jurídicas de los mercados de carbono. No podemos permitir que nuestro gobierno quede entrampado en el discurso de los acuerdos viables. Las soluciones tienen que ser reales, responsabilidad del gobierno y no del mercado.


ESCRITO POR NARPIER.

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