350
Querid@s amig@s:
En relación a las negociaciones climáticas, pocas veces se escucha la siguiente afirmación: “Se ha progresado”.
El sábado 11 de diciembre a las 4 de la madrugada, en Cancún, los delegados aparecieron provenientes de las negociaciones de las Naciones Unidas, todos ellos con falta de sueño y, la mayoría, sonrientes. Habían logrado ponerse de acuerdo sobre una base para negociaciones futuras. Los acuerdos que surgieron de Cancún no serán suficientes para hacer que el mundo vuelva a 350, pero sí ofrecen un indicio del camino que sí podría valer.
La sensación de “momentum” o impulso que se ha creado después de Cancún fue reconfortante; los países recuperaron la confianza y lucharon con complicados problemas como la deforestación y la transparencia en las negociaciones. Esta confianza quedó en duda después del fracaso de las negociaciones de Copenhague el año pasado e incluso hasta el último momento de las negociaciones de Cancún.
Estos países tendrán que negociar ahora con el clima de todo el mundo, pero la física y química que rigen el clima no están dispuestas a negociar.Tras el humilde progreso logrado en Cancún, resulta tentador olvidarse de que los delegados han intentado casi siempre evitar el quid de las negociaciones: ¿Cuánto exactamente van a reducir los países sus emisiones?
De hecho, las promesas actuales recogidas en el texto de las negociaciones siguen siendo sumamente inadecuadas y dejan el planeta rumbo a una catástrofe con un aumento de la temperatura de 4 grados Celsius como mínimo, un terrible futuro que nos llevaría a estar más cerca de 750 ppm que de 350 ppm. Eso estaría muy lejos de donde deberíamos hallarnos, y esa diferencia no se solucionará si nos limitamos a esperar a la convención de la ONU del año que viene en Durban, Sudáfrica.
Para acabar con la brecha que separa la necesidad científica de la posibilidad política, tenemos que luchar contra la influencia que ejerce los grandes contaminadores en el proceso político. A finales de la semana pasada, miles de ustedes se pronunciaron en apoyo de los países más vulnerables y enviaron sus mensajes de solidaridad desde todos los rincones del planeta. Nuestro equipo de Cancún entregó sus mensajes directamente a los delegados y les recordó que el mundo cuenta con ellos para que se enfrenten a los países más contaminantes.
Al crear un movimiento público en torno a las soluciones climáticas que exigen la ciencia y la justicia, hemos ayudado a mantener este proceso vivo cuando los mayores contaminadores intentaron acabar con él. Hemos dejado clara la ciencia. Además, gracias a sus mensajes de solidaridad, hemos reforzado las voces de los países vulnerables que se han comprometido a mantener viva la lucha por la acción climática.
En los meses y años que están por venir, ésta seguirá siendo nuestra lucha. En las horas finales de las negociaciones de Cancún, había miembros de 350 entre los grupos de jóvenes que se manifestaron pacíficamente a la entrada de las salas de negociación y fueron sumando hasta llegar a 21.000, elnúmero de muertes atribuidas a los desastres provocados por el cambio climático en los primeros 9 meses de este año. Después de dos semanas de abstractas negociaciones, este evento fue un doloroso recordatorio de lo que está en juego en esta lucha, y de la fuerza de los vínculos que existen en esta red global.
Habrá personas que reciban este email y nos pedirán que rechacemos los acuerdos logrados en Cancún, así como personas que, como nosotros, lo llamarán una victoria llena de esperanza.
El sábado 11 de diciembre a las 4 de la madrugada, en Cancún, los delegados aparecieron provenientes de las negociaciones de las Naciones Unidas, todos ellos con falta de sueño y, la mayoría, sonrientes. Habían logrado ponerse de acuerdo sobre una base para negociaciones futuras. Los acuerdos que surgieron de Cancún no serán suficientes para hacer que el mundo vuelva a 350, pero sí ofrecen un indicio del camino que sí podría valer.
La sensación de “momentum” o impulso que se ha creado después de Cancún fue reconfortante; los países recuperaron la confianza y lucharon con complicados problemas como la deforestación y la transparencia en las negociaciones. Esta confianza quedó en duda después del fracaso de las negociaciones de Copenhague el año pasado e incluso hasta el último momento de las negociaciones de Cancún.
Estos países tendrán que negociar ahora con el clima de todo el mundo, pero la física y química que rigen el clima no están dispuestas a negociar.Tras el humilde progreso logrado en Cancún, resulta tentador olvidarse de que los delegados han intentado casi siempre evitar el quid de las negociaciones: ¿Cuánto exactamente van a reducir los países sus emisiones?
De hecho, las promesas actuales recogidas en el texto de las negociaciones siguen siendo sumamente inadecuadas y dejan el planeta rumbo a una catástrofe con un aumento de la temperatura de 4 grados Celsius como mínimo, un terrible futuro que nos llevaría a estar más cerca de 750 ppm que de 350 ppm. Eso estaría muy lejos de donde deberíamos hallarnos, y esa diferencia no se solucionará si nos limitamos a esperar a la convención de la ONU del año que viene en Durban, Sudáfrica.
Para acabar con la brecha que separa la necesidad científica de la posibilidad política, tenemos que luchar contra la influencia que ejerce los grandes contaminadores en el proceso político. A finales de la semana pasada, miles de ustedes se pronunciaron en apoyo de los países más vulnerables y enviaron sus mensajes de solidaridad desde todos los rincones del planeta. Nuestro equipo de Cancún entregó sus mensajes directamente a los delegados y les recordó que el mundo cuenta con ellos para que se enfrenten a los países más contaminantes.
Al crear un movimiento público en torno a las soluciones climáticas que exigen la ciencia y la justicia, hemos ayudado a mantener este proceso vivo cuando los mayores contaminadores intentaron acabar con él. Hemos dejado clara la ciencia. Además, gracias a sus mensajes de solidaridad, hemos reforzado las voces de los países vulnerables que se han comprometido a mantener viva la lucha por la acción climática.
En los meses y años que están por venir, ésta seguirá siendo nuestra lucha. En las horas finales de las negociaciones de Cancún, había miembros de 350 entre los grupos de jóvenes que se manifestaron pacíficamente a la entrada de las salas de negociación y fueron sumando hasta llegar a 21.000, elnúmero de muertes atribuidas a los desastres provocados por el cambio climático en los primeros 9 meses de este año. Después de dos semanas de abstractas negociaciones, este evento fue un doloroso recordatorio de lo que está en juego en esta lucha, y de la fuerza de los vínculos que existen en esta red global.
Habrá personas que reciban este email y nos pedirán que rechacemos los acuerdos logrados en Cancún, así como personas que, como nosotros, lo llamarán una victoria llena de esperanza.
No obstante, no nos involucramos en este movimiento para rechazar o alegrarnos al respecto; Nos involucramos para ganar.
Y, para ello, tendremos que ganas primero en nuestros propios países, para lo cual tendremos que organizarnos en todas las comunidades en las que vivimos. Ya hemos comenzado a hacer ese trabajo, pero todavía nos queda mucho por hacer.
Lo haremos con esperanza, con entrega y con una determinación inquebrantable pero, por encima de todo, lo haremos juntos.
Seguimos adelante,
May Boeve en nombre del equipo de 350.org
Y, para ello, tendremos que ganas primero en nuestros propios países, para lo cual tendremos que organizarnos en todas las comunidades en las que vivimos. Ya hemos comenzado a hacer ese trabajo, pero todavía nos queda mucho por hacer.
Lo haremos con esperanza, con entrega y con una determinación inquebrantable pero, por encima de todo, lo haremos juntos.
Seguimos adelante,
May Boeve en nombre del equipo de 350.org
P.D. Para obtener acciones reales sobre el proceso de la ONU, es crucial seguir transmitiendo a otras personas de todo el mundo lo que ocurre en estas conferencias. Si haces llegar a otra gente este email, te pedimos por favor que envíes también este link a una visita guiada por fotos de nuestra experiencia a través de Facebook y Twitter.
El objetivo de 350.org es difundir el número más importante del planeta mediante la creación de un movimiento internacional sobre el cambio climático creado por ciudadanos unidos por un llamamiento común a la acción. 350.org es un proyecto independiente y sin fines de lucro. Estas registrado como laesperillasos@hotmail.com. Si deseas eliminar tu suscripción, haz click aquí. |
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